Durante
muchas noches entre 1987 y 1990 perdí el sueño, lo que me dio, por
otro lado, el tiempo de construir grandes sueños. Algunos ya
cumplidos hoy, otros, aguardan pacientes en los pasillos de mi
agencia de viajes emocional.
Siendo pequeña, jugué en el patio de casa, día sí y día también a ritmo de The Who, Led Zeppelin o The Rolling Stones, gracias a los decibelios que emanaban del cuarto de mi hermano mayor. Luego, dede los 18 a los 22 regué con ron-cola mil y una
veladas musicales, por lo que tendría que citar sin orden ni
concierto bandas legendarias que asocio con gentes y garitos.
Luciano-Madness, Raquelilla-B52, Poppys- Nacha Pop, Alquibira- 091, The Cure, David Bowie... Todos y cada uno de ellos aportó algo grande a mi vida.
Alimentó involuntariamente mi sed musical y ayudó a forjar la
melómana que soy hoy.
Pero
el festival de mi vida no había hecho mas que empezar. Se acercaron los
90, y nos sacudieron la cabeza hasta el éxtasis. Sacudir en el más
amplio sentido de la palabra, porque dejamos atrás el ñoño baile
de los 80 para sacudir nuestras cabezas, melena arriba melena abajo,
con un nuevo sentimiento. Llegar a los 90 con 20 años, fue como
haberme negado por defecto el derecho a una revolución musical.
Haberme negado tener un look sexy a lo “Pin up” de los 50, como
el de las fotos en blanco y negro de mi madre. Negado una corona de
flores y un chaleco hippy de cuero de los 60, como el que tenia mi
hermano mayor, Felipe.
Nacia
un nuevo panorama en nuestro mundo musical, que nos vino por
justicia. Era un regalo caído del mismísimo Seatle y lo llamaron
Grunge
Nada
es comparable a tener tus propios nuevos dioses. Y no hay dioses sin
Mesías. Yo tuve mi propio Jesús aunque éste no fue un Jesus de
Galilea, y no hizo milagros, pero ni falta que hacía, su bondad ha
estado siempre a prueba de milagros.
No
vestía túnicas, sino siniestras camisetas con extraños nombres y
símbolos de bandas legendarias de los 80: Jesus and Mary Chain, Sonic Youth, Bauhaus, Pixies, Joy Division...
Una noche de otoño de 1991 al llegar a casa, extenuada por el pesado calor que se negaba a cerrar el verano, escuché algo màgico. La música que salia de su cuarto, me arrastró hacia él.
- Eh,
tú! ¿Qué es esa música que escuchas? Le dije.
- Es
un grupo de rock alternativo. Se llama Nirvana -, me dijo sin ni
siquiera mirarme, tumbado en aquella ridícula cama para su 1,85m.
Y así, la banda sonora de toda esa década se llamó "Smells Like Teen Spirit" probablemente la haya bailado unas 300 veces desde entonces. La última, hace solo unas horas, en honor a este relato. Solo cuando empezaron a balilarla masivamente hasta los mismísimos pijos, adopté otros temas de Nirvana que son igual de adictivos.
Y así, la banda sonora de toda esa década se llamó "Smells Like Teen Spirit" probablemente la haya bailado unas 300 veces desde entonces. La última, hace solo unas horas, en honor a este relato. Solo cuando empezaron a balilarla masivamente hasta los mismísimos pijos, adopté otros temas de Nirvana que son igual de adictivos.
Un viernes de primavera, tres años más tarde, salí de mi habitación de
nuestro piso de la Gran Avenida para ir al baño. Al sentarme en el
wc, aun medio dormida, me pareció oir a mi madre acercarse por el pasillo. Luego el
“toc-toc” en una puerta.
- Jesús,
Jesús... ¿Estás despierto?
Una especie de gemido desde el interior respondió.
- Ya no!
- ¿Cómo se llama ese grupo que escuchas todo el tiempo? ¿El del melenas con los pantalones rotos que fuiste a ver a Madrid?
- Si! ¿Qué pasa?-, dijo levantando el tono algo irritado.
- Pues parece que el melenas que canta se ha muerto.
Se oyó un golpe. Sonó como un puñetazo en la pared, pero no podría asegurarlo. Ese día tuve que aceptar un amargo hecho... Jamás podría ver a Kurt Cobain en directo. Como no podría ver aquellos otros genios del club de los 27, las tres "Jotas" a saber, Janis, Jimi, Jim... C'est la vie!
A mi adorado hermano Jesús, a.k.a Chules
Una especie de gemido desde el interior respondió.
- Ya no!
- ¿Cómo se llama ese grupo que escuchas todo el tiempo? ¿El del melenas con los pantalones rotos que fuiste a ver a Madrid?
- Si! ¿Qué pasa?-, dijo levantando el tono algo irritado.
- Pues parece que el melenas que canta se ha muerto.
Se oyó un golpe. Sonó como un puñetazo en la pared, pero no podría asegurarlo. Ese día tuve que aceptar un amargo hecho... Jamás podría ver a Kurt Cobain en directo. Como no podría ver aquellos otros genios del club de los 27, las tres "Jotas" a saber, Janis, Jimi, Jim... C'est la vie!
Evan Dando- The Lemonheads
lol@mento
A mi adorado hermano Jesús, a.k.a Chules
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